domingo, 4 de octubre de 2015

EXCUSION AL CABO DE HORNOS – USHUAIA / Crucero Mare Australis
Para muchos de nosotros las historias de aventuras del fin del mundo eran de chicos las preferidas: lugares remotos donde se funden los océanos Atlántico y Pacífico eran parte del relato de los primeros navegantes y descubridores en los paisajes más inhóspitos del planeta. Aunque parecía imposible, luego de realizar el check in en la ciudad de Ushuaia junto a nuestro compañero de viaje, había llegado el momento de abordar el crucero Mare Australis.
El Mare Australis es una embarcación de 73 metros de eslora con capacidad para 129 pasajeros. La nave cuenta con todos los elementos necesarios para dar seguridad a los tripulantes, además de contar con el equipamiento tecnológico para navegar en esta parte del mundo.
Una de las características más singulares de este barco es que es un crucero de expedición desde el que se realizan desembarcos en botes zodiac-gomones con piso semirrígido y motor. Una vez que se toca tierra firme, los pasajeros pueden realizar trekkings en estas tierras indómitas que fueron recorridas por los primeros navegantes durante los siglos XVII, XVIII y XIX.
Lo primero que hacen los visitantes apenas entran al barco y dejan sus pertenencias es recorrerlo para saber cómo será el lugar que oficiará de casa durante lo que dura la excursión. Con cinco cubiertas, el Mare Australis posee un elegante comedor, dos salones con bar, asientos mullidos y dos cubiertas exteriores ideales para fumadores.
Crucero Mare Australis: Navegando hasta el Cabo de Hornos
Un cóctel de bienvenida donde conocimos al capitán, a los oficiales y al equipo de guías de la expedición y la charla de seguridad fueron la primera forma de conocernos entre los presentes.
Un espectáculo de tango nos obligó a recordar que aún estábamos en Argentina. Los turistas no paraban de aplaudir. En cuestión de minutos, el barco soltaría amarras y empezaría la aventura.
Zarpamos
Unos minutos de navegación sirvieron para apreciar la ciudad de Ushuaia en todo su esplendor desde los ventanales. Conocimos uno de los espacios del barco donde todos los días se sirvieron los almuerzos y las cenas.
Entre brindis, llegó la noche para invitarnos a descansar. A la mañana siguiente nos esperaba el Cabo de Hornos. Durante la noche, la embarcación navegó por el canal Murray, transitamos frente a la bahía Nassua, las islas Wollaston y L´Hermite.
Crucero Mare Australis: Navegando hasta el Cabo de Hornos
Día 2. En el famoso cabo
A las seis de la mañana, luego de tomar un “café de madrugadores”, nos equipamos con paraguas y botas. Nos asignaron un bote zodiac para descender hasta el cabo y llegó el primer desembarco de la travesía.
Para quien lo ve por primera vez, parece una isla más de las tantas que se encuentran alrededor de Tierra del Fuego. Pero su historia merece un punto y aparte. Es el cabo más austral del continente americano y es un punto crítico para los navegantes que se aventuran frente a sus aguas. Allí se unen los océanos Atlántico y Pacífico; sus grandes masas de agua chocan y generan olas gigantescas y fenómenos atmosféricos sin igual en todo el mundo.
Al tocar tierra firme, comenzamos a subir por una escalinata hasta acercarnos a un sendero de madera donde se encuentra el Monumento del Cabo, representado por un albatros.
Crucero Mare Australis: Navegando hasta el Cabo de Hornos
Erigido el 5 de diciembre de 1992, el monumento rinde homenaje a todos los navegantes que perecieron en el intento de cruzar frente a su costa rocosa y saluda a todos los que lo contemplan.
Lengas, guindos y canelos abundan en la isla, inclinados por la continua acción del viento. Visita obligada es llegar hasta el faro y la oficina postal. Allí vive una familia que por la módica suma de cinco dólares o euros nos permite contactarnos con el resto del mundo a través del envío de cartas y sellos postales.
Luego de un largo rato, los presentes comenzamos a abandonar el lugar legendario; nuestro silencio se adueñó de ese momento hasta regresar a la cubierta del Mare Australis
De vuelta al barco
Ya en el barco, podíamos dirigirnos a la sala de juegos, visitar el bar, las cubiertas, el puente de mando o asistir a las múltiples charlas y exposiciones audiovisuales que comentaban el recorrido de este crucero de expedición. Así aprendimos todo lo referido al entorno geográfico por donde navegamos y conocimos con precisión la flora y la fauna del lugar.
Los guías del Mare Australis relataron los viajes de los aventureros de origen español, portugués e inglés que fueron parte esencial del descubrimiento y la colonización de estas tierras. Tampoco se olvidaron de los aborígenes, de sus costumbres, formas de vida y mitos.
La cocina del crucero era espectacular. Las comidas estaban compuestas por cinco platos, todos acompañados por cantidades ilimitadas de los mejores vinos chilenos. El café y el chocolate caliente acompañados por finas galletas eran protagonistas de las tardes. Así, sin que nos diéramos cuenta, llegaba la noche, cuando buscábamos lugar para poder saborear las centollas magallánicas, el sushi o el salmón rosado a la crema.
Crucero Mare Australis: Navegando hasta el Cabo de Hornos
Bahía Wualaia, el paraíso
Por los altavoces se anunció un nuevo desembarco y esta vez quienes querían podían visitar la bahía Wualaia.
En este lugar se ha tejido una inimaginable cantidad de historias y leyendas, muchas de las cuales se deben a que antiguamente allí vivieron pueblos indígenas. Mientras conocíamos la bahia, gaviotas, cormoranes, albatros y otros cientos de aves nos acompañaron.
Al desembarcar, una playa rocosa nos daba la bienvenida antes de internarnos en el bosque para subir por un sendero y desde allí tener una imponente viste de la bahía.
Crucero Mare Australis: Navegando hasta el Cabo de Hornos
Día 3. Glaciares
La mayoría de los “habitantes” del Mare Australis ya había despertado cuando el sol comenzó a entrar por las ventanas del barco. Según contó el capitán, viajábamos por un laberinto de canales como el Brecknock y Cockburn, cuyas islas se encuentran cubiertas por arbustos, rocas escarpadas y algunos picos nevados.
Después de almorzar, comenzamos a navegar por el seno Chico. Llegamos a un lugar increíble. Con 12 kilómetros de largo, este fiordo deleita al visitante.
Luego, la navegación continuó frente a las frías paredes del glaciar Plüschow, cuyo nombre remite al aviador Günther Plüschow, un pionero en sobrevolar y tomar las primeras fotografías aéreas de la cordillera Darwin en su aeroplano Cóndor de Plata.
Más tarde, en los zodiacs, comenzamos a navegar frente a los glaciares Piloto y Nena. La excursión permite observar el recorrido de estos glaciares que se originaron hace más de 50.000 años, muchos de los cuales todavía continúan avanzando.
Crucero Mare Australis: Navegando hasta el Cabo de Hornos
Dia 4. Todo llega al final
Esta aventura austral comenzaba a terminar y solo nos quedaba una parada más: la isla Magdalena.
Luego del café de madrugadores, desembarcamos en la isla donde se asienta una de las colonias de pingüinos más importantes de América. Caminamos hasta el faro, que por las noches se enciende, y pudimos avistar cormoranes, gaviotas australes y mamíferos como lobos marinos, además de pingüinos.
Regresamos a nuestro Mare Australis. Con la proa apuntando hacia Punta Arenas, en Chile, comenzamos a despedirnos de la tripulación y de los nuevos amigos. En pocos minutos llegaron a nuestra mente los momentos vividos durante este singular viaje.

El famoso Cabo de Hornos, un lugar que quizás nunca más volvamos a ver. Crucero Mare Australis: Navegando hasta el Cabo de HORNOS










No hay comentarios:

Publicar un comentario